Saca envió tropas a Iraq para congraciarse con EUA
Rodrigo Baires Quezada
Publicado el 23 de Agosto de 2011
La argumentación de que El Salvador estaba atendiendo una resolución de la ONU se esgrimió desde 2003, cuando el gobierno de Francisco Flores anunció la participación en la invasión de Iraq. En 2005, según cables diplomáticos filtrados por WikiLeaks, Saca dijo a Estados Unidos que la razón del envío de soldados a Iraq obedecía al deseo de agradar a Washington, a pesar de lo impopular de la medida.
Aunque el discurso público oficial decía que El Salvador fue a Iraq para atender el llamado de Naciones Unidas, el presidente Antonio Saca declaró a representantes del gobierno estadounidense que al menos en su caso, el envió de tropas obedecía a su deseo de mantener "su cercana amistad con Bush" y agradecer el apoyo que Estados Unidos dio al país centroamericano durante la guerra.
Según cables de la sede diplomática filtrados por WikiLeaks, la presencia salvadoreña en Iraq “se debía a lo que Saca considera una cercana relación con Bush” y "al deseo de agradecer el apoyo de Estados Unidos durante el conflicto armado" salvadoreño.
La embajada se deshacía en elogios para las Fuerzas Armadas salvadoreñas, de las que comentaba que eran "un ejército bien organizado y profesional". El Salvador había enviado el primer contingente de soldados a Iraq en agosto de 2003, poco después de que el vicesecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, visitara la nación centroamericana. Luego envió otros 10 grupos de alrededor de 300 elementos cada uno, que desempeñaban una misión de seis meses de duración. “Estos batallones han proporcionado ayuda humanitaria y asistencia para la reconstrucción y han contribuido significativamente a la estabilidad y la seguridad dentro de su área de operaciones”, reseñaba el cable 36690.
Tal como sucede en este momento, cuando el presidente Mauricio Funes accedió a una petición de Estados Unidos de enviar soldados a Afganistán, en 2003 el presidente Flores pidió apoyo político a la Asamblea Legislativa, aunque no era necesario para la ejecución de la misión, ya que el gobernante, como comandante general de la Fuerza Armada, tiene la potestad de disponer de la milicia para los fines que estime necesarios, incluidas misiones al extranjero.
Saca mantuvo la política de apoyo a la operación “Libertad Iraq” a pesar de los riesgos políticos que esta significaba para él y para el partido Arena en el campo electoral. Según un análisis enviado por el entonces embajador Douglas Barclay a mediados de 2005, Saca, quien gozaba de alto apoyo popular en algunas de las decisiones tomadas por su gobierno, “decidió que apoyar la coalición en Iraq era lo suficientemente importante para correr los riesgos”.
El 26 de agosto de 2005, durante una visita de cortesía del embajador Douglas Barclay, Saca reafirmó su compromiso al envió de tropas a Iraq. Según el cable 39277, el entonces presidente de la República afirmó que su decisión de enviar a las tropas salvadoreñas a Iraq era políticamente arriesgado para él, en el contexto de las elecciones de marzo de 2006, pero aseguró que lo hacía porque su gobierno era “el más fuerte aliado de los Estados Unidos en la región” y que seguiría apoyando la misión.
El cable 52108, girado por Douglas Barclay el 7 de febrero de 2006, daba cuenta de estas razones. “La participación salvadoreña en Iraq, que encuesta tras encuesta muestra que es impopular entre la mayoría de los salvadoreños, representa una de las pocas vulnerabilidades políticas de la administración de Saca. Sin embargo, Saca y su partido ven su apoyo en Iraq como una forma de expresar agradecimiento por el apoyo de Estados Unidos durante la propia lucha armada de El Salvador”, asegura Barclay.
En noviembre de 2006, cuando Naciones Unidas renovó hasta el 31 de diciembre la Resolución 1790 que permitía la estadía de las fuerzas de la colación en Iraq, el embajador se reunió con el presidente Saca. Para entonces, aún sin el aval legislativo, El Salvador ya estaba preparando el octavo contingente para ser enviado en febrero de 2007. Las medida tomada por la ONU fue aplaudida por el mandatario, quien insistió en que, en todo caso, no era la razón que motivaba su decisión de enviar tropas nacionales.
“Saca afirmó, sin embargo, ‘nosotros no estamos en Iraq por las Naciones Unidas, pero sí porque apoyamos a Estados Unidos y nos consideramos sus aliados’”, detalla el cable. “Él agregó que continúa trabajando para allanar el camino políticamente para poder efectuar el próximo desembarco de tropas y que su principal vulnerabilidad política sería que eventualmente hubieran más bajas salvadoreñas”.
La administración Saca mantuvo su política de apoyo durante los siguientes dos años. Incluso, en diciembre de 2008, El Salvador formaba parte de los planes estadounidenses para mantener tropas extranjeras en Iraq una vez terminara el mandato de Naciones Unidas. Según el cable 181216, del 3 de diciembre de 2008, un nuevo contingente del batallón Cuscatlán se podría mantener en ese país si se lograba un acuerdo de seguridad entre el gobierno de la India y el de Iraq.
Según a el documento, el acuerdo –que era negociado con la intervención de los gobiernos de Estados Unidos e Inglaterra- permitía a El Salvador, Australia, Rumania y Estonia quedarse más allá del 31 de diciembre de 2008 y bajo la condición de que “las fuerzas de las cuatro naciones deben llevar a cabo misiones fuera del combate”. La fecha de finalización de la misión era el 31 de julio de 2009.
Al final, el tratado no alcanzó a llegar a buen puerto. Para entonces, El Salvador ya había desistido de participar. ¿Las razones? Eminentemente políticas de cara a las elecciones presidenciales de 2009 cuando, a juicio de la embajada, Saca intentaba aumentar los números de Rodrigo Ávila, candidato presidencial de Arena. Hasta ahí llegó la gratitud al gobierno estadounidense.
Para el 23 de diciembre de 2008, Saca anunció que El Salvador retiraría todas sus fuerzas militares el 31 de diciembre, fecha en que expiraba la resolución de la ONU. Para entonces, el embajador había estado en estrecho contacto con funcionarios de Casa Presidencial, Cancillería y el Ministerio de Defensa, “instándolos a esperar a que el parlamento iraquí apruebe una legislación que regule la presencia de tropas extranjeras no estadounidenses”.
“Interpretamos la decisión (de Saca) como algo más de tipo político que en el contexto operacional. (…) En el contexto político local, el despliegue (militar) nunca fue popular. Anunciar la retirada en la época navideña probablemente aumente la popularidad del presidente Saca”, analizó el entonces embajador Charles Glazer. “Por otra parte, la embajada no cree que la decisión tendrá algún beneficio para el candidato presidencial del partido gobernante (Arena) en el sentido de que Iraq o la política exterior no han sido temas importantes durante la campaña”.
Ahora, El Salvador se dispone a enviar un contingente de 22 militares a Afganistán. El presidente Mauricio Funes admitió durante el fin de semana que la secretaria de Estado Hillary Clinton fue quien gestionó la misión, en un año en que Estados Unidos ha comenzado su retirada del país centroasiático. Este año, el Pentágono pretende retirar 10 mil de sus 100 mil soldados estacionados en Afganistán. Espera repatriar al último militar en 2014.