Murray Meza: “A Rodrigo Ávila podemos enseñarle a hablar, pero no a pensar”
José Luis Sanz
Publicado el 15 de Junio de 2011
En febrero de 2008 el empresario Roberto Murray Meza confesó a la embajada estadounidense que buena parte de los financistas tradicionales de Arena pensaban que las primarias para la postulación presidencial de 2009 estaban manipuladas por Antonio Saca y que Ávila, a la postre el candidato, era un mal contendiente.
La certeza de que Antonio Saca impondría al candidato a la presidencia para las elecciones de 2009 comenzó a dividir a Arena varios meses antes de que Rodrigo Ávila fuera proclamado, pero la mayoría de dirigentes del partido guardó silencio en aquel momento, según ellos para no favorecer al FMLN.
Un cable diplomático confidencial enviado el 27 de febrero de 2008 por el entonces embajador estadounidense en El Salvador, Charles L. Glazer, hacia el Departamento de Estado, retrata sin embargo el descontento de los liderazgos empresariales de la derecha ante un proceso de primarias que consideraban viciado. En el cable se cita extensamente una conversación mantenida el 26 de febrero por un funcionario de la embajada (probablemente el encargado de asuntos políticos Robert Blau) y el empresario y ex miembro de la dirección del partido Roberto Murray Meza, en la que este denuncia que no hay una verdadera consulta a las bases y es pesimista sobre el futuro de una candidatura de Rodrigo Ávila.
En esos días ya al menos una voz se había alzado denunciando la manipulación del proceso de selección del candidato. La entonces vicepresidenta Ana Vilma Albanés de Escobar había utilizado con los periodistas la figura de que "la mesa está desnivelada" para referirse a que los dados estaban cargados por Saca en favor de su delfín. Aparte de la suya, sin embargo, en esos días ninguna otra voz de denuncia se alzó en público.
Ávila había renunciado solo un mes antes a la dirección de la PNC para ser el último precandidato en sumarse el proceso de elecciones primarias, y de inmediato fue identificado por la militancia arenera como el nuevo preferido de Saca, después de que René Figueroa, por años considerado el preescogido del presidente, anunciara el 6 de enero que se retiraba de la contienda. Murray, que en otro cable de la embajada admite que a finales de 2007 pensó seriamente en la posibilidad de buscar la candidatura, también anunció el día 6 que no competiría. Conscientes de las fuertes diferencias entre Saca y el sector empresarial de Arena, muchos analistas vincularon en aquel momento ambas renuncias y lo consideraron un intercambio de alfiles.
En la citada reunión del 26 de febrero, apenas unas horas antes de que Arena anunciara los tres precandidatos finalistas –Ávila, la vicepresidenta y el ex secretario jurídico de Saca, Luis Mario Rodríguez-, Murray expresó sin matices los temores de parte de la cúpula del partido: “Saca está convencido de que tiene suficiente poder en Arena y acceso a suficientes recursos financieros como para forzar la selección de su candidato preferido –Rodrigo Ávila- y financiar su campaña, incluso si los donantes tradicionales de Arena se niegan a hacerlo.”
El empresario aceptó que él y muchos miembros del Consejo Ejecutivo Nacional (Coena), principal órgano de dirección del partido, estaban decepcionados con el proceso de primarias y con el resultado obtenido hasta ese momento, por la ausencia de una “genuina consulta” a las bases. La embajada escribió que la “aparente manipulación” de la selección por parte de Saca había causado un amplio resentimiento en el partido y podía restarle “apoyo financiero y de otro tipo” durante la campaña.
Para ilustrar el grado de contaminación del proceso de elección interna, Murray reveló que la decisión de incluir a Luis Mario Rodríguez, considerado demasiado joven por algunos miembros del Coena, estaba en ese instante “todavía en el aire” y que aún era posible que en la conferencia de prensa programada para ese día se anunciara a solo dos finalistas. Finalmente no sucedió así.
En cuanto a Ávila y su capacidad para ser un candidato ganador, Murray solo tuvo en aquella reunión palabras duras: “(de aquí al día de la elección) tenemos tiempo para enseñarle a hablar, pero no a pensar”.
El bloqueo a Barrera y "el patrón" de la vicepresidenta
Los cables de la embajada arrojan luz sobre las simpatías y preferencias de Antonio Saca para la candidatura presidencial y sobre las personas que le generaban animadversión.
Ya el 5 de febrero un cable recogía el ambiente enrarecido en Arena después del anuncio, el día anterior, de un primer grupo de cinco semifinalistas en el que el Coena no había incluido a uno de los fundadores del partido, el empresario Hugo Barrera. “Fuentes cercanas a Barrera dijeron misteriosamente a consejeros políticos de la embajada que sospechaban –pero no podían probar- que su exclusión se debió al miedo del círculo cercano al presidente Saca, incluido el ministro de Seguridad Figueroa, a su falta de control sobre una posible candidatura de Barrera, y a que su fuerte respaldo en la cúpula y las bases del partido le catapultaran al frente del grupo (de precandidatos)”.
El mismo cable asegura que el presidente Saca en persona dijo al encargado de negocios de la embajada que esperaba que finalmente la candidatura fuera para Ávila o para Laínez. Eliminado el ex canciller Laínez de la terna que se hizo pública el 26 de febrero, no quedaban ya dudas de las preferencias del mandatario. En un cable anterior, fechado el 22 de enero, se cita a René Figueroa diciendo que él directamente había advertido a Laínez que pese a su cercanía con Saca no diera a entender en público que tenía ya garantizada la victoria, puesto que podía “salirle el tiro por la culata.”
Figueroa le confesó además a un funcionario estadounidense que el presidente “se oponía a una candidatura de Ana Vilma de Escobar”, porque no le perdonaba haber lanzado su precandidatura sin avisarle. Los documentos de WikiLeaks muestran a una precandidata en cuyo favor pujaba uno de los más destacados empresarios salvadoreñas, aunque ella siempre negó ser una ficha de Ricardo Poma.
Consciente de contar con la antipatía de Saca, Ana Vilma de Escobar exigió al Coena en varias ocasiones desde finales de 2007 que hubiera “mesa nivelada”, igualdad de oportunidades para todos los candidatos. En su reunión del 26 de febrero, Murray aseguró sin embargo que el también empresario Ricardo Poma, al que el cable se refiere como “un patrón de la vicepresidenta de Escobar” por ser esta la esposa de Carlos Escobar, uno de los principales ejecutivos del consorcio de empresas de Poma, se había acercado a Saca para convencerle de no excluirla de la lista de tres finalistas. “Ese acercamiento parece haber dado frutos”, dijo Murray Meza.
¿El candidato de la embajada?
La embajada estadounidense tenía en general muy buena impresión del trabajo de Ávila al frente de la Policía, y presumía de conocerle bien, fruto de los años de cooperación bilateral en materia de seguridad. Un cable del 30 de enero centrado en su renuncia como jefe policial para optar a la candidatura, el encargado de asuntos políticos Michael Butler le describió como un “joven tecnócrata” que mostró “determinación y don de liderazgo” en la PNC, aunque le atribuía propensión a “usar su posición para generar momentum políticos a los dos presidentes de Arena a los que ha servido”.
“Es alguien con quien podemos trabajar... Ha demostrado ser alguien con fuerte propensión a trabajar en respaldo de los intereses de Estados Unidos”, sentenció Butler en sus conclusiones. Y sugirió que, en el caso de que la candidatura de Ávila “agarrara tracción”, se hicieran esfuerzos para ponerle en contacto con oficiales del Departamento de Estado como muestra de respaldo.
Funcionarios estadounidenses consideraban además que la experiencia de Ávila en la Asamblea y en el Viceministerio de Seguridad podían ser, de lograr la postulación, una fortaleza frente a la inexperiencia política de Funes. Sin embargo, en la misma línea de quienes dentro de Arena cuestionaban la capacidad de Ávila para dirigir un gobierno, la embajada daba por hecho que el ex director de la PNC necesitaría “un jefe de gabinete fuerte” para gobernar si ganaba la elección, dada la “relativa debilidad de sus habilidades organizativas y administrativas, pese a sus cualidades de liderazgo”.
El 30 octubre de 2008, con la campaña electoral ya en marcha, un cable confidencial firmado por Robert Blau con motivo de la visita al país de Christopher Webster, director de la Oficina de Asuntos Centroamericanos, dependiente de la Subsecretaría de Asuntos Hemisféricos, recogió unas declaraciones del analista Joaquín Samayoa sobre Ávila: “es un mal candidato, que fue ungido por Saca en un intento por extender su poder una vez fuera de casa presidencial”. Samayoa, que públicamente pidió el voto para Arena en 2009, admitía la capacidad del ex jefe policial para conectar con el ciudadano común, pero destacaba su falta de atractivo para la clase media y “su limitada comprensión de los problemas de El Salvador”.
Según él, la incorporación del empresario Arturo Zablah como su candidato a la vicepresidencia le podía ayudar al menos a lograr votos de independientes e indecisos. Ya antes, en junio de 2008, el ex presidente Alfredo Cristiani había compartido con Armando Carderón Sol y empresarios entre los que estaban Ricardo Poma y el mismo Murray, sus “serias dudas de la capacidad de Ávila para ganar la elección”.
Según contó Roberto Murray a la embajada, en su esfuerzo por convencer a los miembros del Coena de que apoyaran al precandidato Ávila, Saca les dijo que el gobierno de Estados Unidos respaldaba al ex director policial como candidato. Blau lo negó, y dijo que, aunque tenían una larga y productiva relación de trabajo con Ávila, no le respaldaban a él ni a ningún otro candidato en las primarias de Arena. “Aunque sospechaban que (el argumento de Saca) era falso, esa idea probablemente hizo que algunos se sintieran más cómodos cuando accedieron a votar por Ávila”, replicó Murray Meza, quien cerró: “Los miembros del Coena no pueden culpar a nadie más que a ellos mismos por permitir que esto (la imposición de un candidato) suceda”.
El 13 de diciembre de 2009, nueve meses después de la derrota electoral, Arena expulsó al ex presidente Antonio Saca de sus filas bajo la acusación de haber manipulado el proceso de selección interna del candidato presidencial de 2009.